jueves, 19 de junio de 2008

“DESPERTAR Y PROYECTO DEL FILOSOFAR LATINOAMERICANO”

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE FILOSOFÍA
Semillero de Investigación Amerik’anchay
“DESPERTAR Y PROYECTO DEL FILOSOFAR LATINOAMERICANO”
FRANCISCO MIRÓ QUESADA

En el compromiso por hacer filosofía auténtica el pensador peruano nos propone a los latinoamericanos (desde su contexto histórico, como miembro de la tercera generación) un texto que, para interés de nuestro semillero de investigación, podría mostrarnos algunos puntos de referencia que debemos tener a bien considerar.

Realizando un estudio preliminar sobre la historia del pensamiento latinoamericano el autor expone y reconoce como interés fundamental en los primeros pensadores la preocupación por hacer filosofía auténtica. Notando que, sobre todo, en la generación –por él denominada– de los polígrafos (o época de la normalización como la llama Marquínez Argote) fue donde estos pensadores se percataron de los “efectos del desenfoque” en el que se hallaban sumergidos.

Es cuando el interés por una filosofía auténtica evidencia, con toda claridad de conciencia, un “despertar”*. Pero un despertar que ha cobrado conciencia de sí mismo en los filósofos requiere asimismo de un proyecto. “Querer ser auténtico significaba haber ya formado un proyecto sobre la manera de cómo debamos ser nosotros mismos y este proyecto influía de manera decisiva en todas las manifestaciones de nuestro filosofar”[1].

Ahora bien, como señala el filósofo, “la condición necesaria –aunque no suficiente– para comprender el proyecto latinoamericano de filosofar es percatarse de su curioso nacimiento”[2]. Con esto último, nuestro autor quiere mostrarnos un aspecto elemental para realizar esta comprensión: es recurrir a la herramienta que nos ofrece la perspectiva histórica. De modo que para entender este proyecto de filosofar en nuestras tierras hemos de tener muy presente su carácter (desde su nacimiento) eminentemente histórico.

La clave que nos descubre el sentido del filosofar latinoamericano ya nos la ofreció el autor: “impulso para pasar del desenfoque a la nitidez”[3]. Y una vez conseguido el impulso y la conciencia de este proyecto ya podemos desarrollar los momentos del mismo.

a) Momento inicial o “recuperativo”: comprensión cabal de los más difíciles aspectos del pensamiento occidental.
b) Momento segundo o de “participación”: plena conciencia de que el momento recuperativo es sólo un estado preparatorio y que el momento presente corresponde a una total instalación en la historia.
c) Momento tercero o de “creación”: desarrollo de la filosofía auténtica.

No obstante, y sin descuidar el proceso histórico del pensamiento latinoamericano, Francisco Miró Quesada expone el dilema en el que se encuentra la tercera generación (a la que él pertenece) frente a la exigencia de hacer filosofía auténtica: había que tomar una decisión y ofrecer una respuesta:

“…en la elección de la solución positiva es donde la tercera generación se divide en dos grupos irreconciliables. Ambos grupos reconocen que la autenticidad es la meta del movimiento, pero para uno de ellos (grupo afirmativo), la autenticidad puede ya realizarse, y en verdad está ya realizándose; en cambio para el otro (grupo asuntivo), se sitúa aún en el futuro”[4].

Es interesante notar cómo a lo largo del texto el autor analiza de manera crítica la historia del pensamiento latinoamericano y propone con lucidez un proyecto en esta misma circunstancia geográfica. Y como era de esperarse toma postura, como miembro de la tercera generación, desde el grupo asuntivo.

Al final de su obra presenta el aporte de dos pensadores en el desarrollo de este proyecto del filosofar latinoamericano: Francisco Romero, a quien expone desde la obra escrita y la obra no escrita, “quien ha tenido una visión tan grande y unitaria del proyecto”[5]. Y, por otro lado, Leopoldo Zea y el Hiparión quien se constituyó en la figura de referencia del grupo afirmativo.

Y aunque Miró Quesada es claro en su postura como filósofo asuntivo al reconocer –como filósofo de la tercera generación– que aún no se ha llegado a la madurez filosófica, pero que su compromiso en perseguir la autenticidad en el tratamiento de las ideas, resalta la necesidad de ser prudentes en nuestro estudio serio y riguroso si lo que buscamos es hacer filosofía auténtica: “Lo que se persigue no es la improvisación, ni la brillantez, es la superación progresiva y sistemática para que surja y prospere a su tiempo una filosofía original”[6].

Para finalizar, sólo propongo al semillero unas preguntas para futuros debates: Si asumimos el proyecto del filosofar latinoamericano y consideramos los momentos descritos por el autor, ¿podemos situarnos ya en el momento de la creación filosófica auténtica o es que aún permanecemos en el momento de la participación o ubicación en nuestro contexto?, ¿qué elementos podemos tomar para afirmarnos en uno u otro momento?; ¿qué procesos llevan ambos grupos (afirmativo y asuntivo) en la actualidad respecto al proyecto del filosofar latinoamericano?, ¿existen algunos representantes actuales que podemos tomar en cuenta en futuras investigaciones?.
* Desarrollado con propiedad por la generación intermedia a la que Miró Quesada llama también “generación forjadora”, precisamente por este rasgo característico de la toma de conciencia a cabalidad.
[1] MIRÓ QUESADA, Francisco. Despertar y Proyecto del Filosofar Latinoamericano. Primera edición. F.C.E.: México, 1974, p.10.
[2] Ibid., p. 25.
[3] Ibid., p. 36.
[4] Ibid., p. 80.
[5] Ibid., p. 123.
[6] Ibid., p. 144.

1 comentario:

soy existo dijo...

No sé muy bien como llegue aquí, pero no puedo dejar de opinar que, con todo respeto, esto de la filosofía latinamericana siempre me ha parecido un asunto absurdo. Los europeos no se proponen hacer filosofía europea, ni tampoco lo hacen los chinos o los norteamericanos. Si alguno es filósofo, es porque él ha sido capaz de ver las cosas desde una perspectiva nueva, porque un nuevo modo de comprender las cosas ha nacido en él, del mismo modo que el artista es el verdaderamente crea - no el que es erudito en artes o que suscribe a una corriente artística. Si el filósofo es filósofo, lo es en donde sea que esté, a fin de cuentas, los problemas, los verdaderos problemas, son los mismos inconclusos de siempre, más la sazón que la propia circunstancia agrega. Alguien puede ser un verdadero filósofo, y ser argentino, chileno o mexicano - pero no por ello llamamos a eso filosofía latinamericana. El verdadero pensar no puede partir de compromisos ideológicos, ni es su deber ser fiel a un proyecto. Ineludible es que debemos pensar con las herramientas conceptuales de otros, pero también otros que no eran griegos tuvieron que pararse sobre los hombros de los griegos para llegar a algún lado.

Me suena a menudo que comprometerse con este proyecto de filosofía latinoamericana no es más que un rodeo para eludir el que no se nos ocurre nada propio...
En fin, sólo algunas ideas que se me ocurrió expresar...